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Haruki Murakami es uno de los escritos japoneses internacionalmente más conocidos, en su genio creativo el dialogan riquísimo legado ancestral de la cultura oriental con la vertiginosa cultura contemporánea de occidente.
Conjugar estos dos mundos disimiles y contradictorios en una obra uniforme y coherente, lo colocan como un escritor de culto a nivel mundial. Su obra representa un capitulo único e importantísimo en el panorama literario moderno.
El extraño nombre de esta novela es más familiar de lo que parece. Murakami se vale de la homofonía que existe entre la letra Q y el número 9 en el idioma japonés, por lo que su nombre en realidad vendría a ser 1984, un nombre con resonancias orwellianas. Pero estas resonancias van más allá de lo semántico y forman parte del universo que recrea la novela: el Japón de 1984, un país corrompido por sectas religiosas.
En medio de ese mundo se mueven sus dos protagonistas: Masami Aomane y Tengo Kawana, ella es una asesina que se oculta detrás de su trabajo como instructora de gimnasio y él un profesor de matemáticas que quiere ser novelista. La novela irá descubriendo que los dos tienen muchas cosas en común.
Con una base centrada en una parte misteriosa del mundo. En él te encontrarás aventuras, misterios, símbolos ocultos y, sobre todo, una teoría sobre el Arca de Noé (y el lugar donde dicen que está). Así, el autor construye una novela documentada en la que va desgranando las distintas pistas que hay para encontrar ese lugar y ese objeto.
Por supuesto, peca quizá en exceso de tanta documentación, haciendo que los personajes se diluyan entre tantas cavilaciones y datos que hacen que frene el entretenimiento de la novela. Aún así, si te gustan las novelas de misterio tipo Dan Brown, este es el autor español que más lo borda.
Con el esteticismo que caracteriza la literatura oriental pero con un toque occidental que le otorga dinámica interna, es fácil dejarse envolver por La muerte del comendador. Consta de dos volúmenes en los que un extraño cuadro del mismo nombre será el epicentro de un mundo enrarecido, con personajes que deambulan entre lo real y lo onírico.
El protagonista es un hombre que llevaba una vida más a menos gris que al divorciarse decide se muda a una alejada en el bosque, en aquella consigue la misteriosa obra de arte que le va a cambiar su vida para siempre: la desaparición de una adolecente y los códigos cifrados en el cuadro lo llevarán a una aventura que nos deja sin aliento.
El sello creativo que distingue a Murakami es sin duda la capacidad de crear lo fantasmagórico a partir de la realidad más pura y simple. En esta ocasión nos narra la historia de Tooru Okada, un abogado poco conforme que su oficio que decide dejar su trabajo, unos días después recibe la llamada de una mujer y desde ese momento verá cómo se desvanece el mundo real que había conocido hasta entonces, para ser absorbido por una fascinante atmosfera surreal.
La fuerza del universo onírico se desbordan para mostrarnos las endebles costuras de las nociones de lo real, donde Tooru tendrá que enfrentarse a los fantasma que lleva dentro (que son los mismo que quizás todos llevamos).
El padre de Kafka Tamura está plenamente convencido que sobre su hijo se cierne el sino inevitable de la tragedia de Edipo. Para escapar de los tormentos de su padre, el joven de 15 años decide huir de su casa y dejarse llevar por el viento de las circunstancias. Termina en el sur de Japón, donde consigue trabajo en un biblioteca, allí va a conocer a Saeki y a Satura Nakata.
La primera es una mujer que lo hace replantearse muchas cosas y el segundo es un raro personaje que fue víctima de un terrible accidenten al que sobrevivió pero que le afecto su habilidades comunicativas humanas, pues ahora sólo es capaz de comunicarse con los gatos. La biblioteca será escenario donde coinciden aquellas personas. Llamarse Kafka tiene su precio.
Hajime y Shimanoto se reencuentra muchos años después, cuando la madurez se ha instalado en sus vidas, para percatarse que la llama que encendieron en los juegos de la infancia y en las travesuras de la adolescencia, aún sigue erguida a la espera de la consumación definitiva.
Hajime es un hombre que tiene una vida construida y “feliz”, una esposa que lo ama, unas hijas que lo adoran y un bar de jazz que rinde frutos, pero la reaparición de Shimanoto va a desafiar todas sus certezas. El ritmo pausado de la narración y la indagación en la insondable arquitectura de los sentimientos nos conduce a un viaje que interroga las bases emocionales del hombre.
Para Haruki Murakami la soledad y el amor tiene forma circular, o al menos eso es lo que percibimos en esta novela que toma como metáfora el famoso satélite ruso que le da su nombre, incluyendo, por supuesto, a la famosa perrita.
En el Tokio ultramoderno y con perspectivas distintas los tres personajes principales se encuentra en ese movimiento circular mirando al infinito: un joven profesor, una joven rebelde empedernida y una mujer casada. El primero está perdidamente enamorado de Sumiré, la joven que no quiere dejarse atrapar por los convencionalismo y se refugia en su rebeldía. Sumiré es una personaje que enamora y seduce a cualquiera, vive una vida que muchas personas quisieran vivir.
Esta novela narra la historia de una noche, cada hora que sucede es un capitulo y sus personajes son agujas que intentan ordenar el caos inconmensurable del tiempo.
Cerca de la medianoche Mari Asai toma la cena y lee un libro en su restaurante donde espera pasar toda la noche ante la imposibilidad de regresar a su casa, Takahashi se le acerca diciéndole que la ha visto antes, conversan un rato, le presenta a Kaoru y se marcha prometiéndole regresar antes del amanecer.
Mientras esto sucede Eri, la hermana de Mari duerma plácidamente en el cuarto de la casa. En la densa madrugada los acontecimientos se van enredando: los personajes principales siente cómo se pierden o encuentran en medio de la noche que se les deshace entre sus dedos.
Las pautas que componen la notas para piano de Los años de peregrinación del emblemático Franz Liszt marcan el ritmo de esta narración y del viaje que emprende su protagonista, Tzukuru Tazaki, un hombre de 36 años, más o menos exitoso que luego de conocer la impetuosidad de Sara se enamora y decide volver sobre los paso de su propia vida para conjurar los fantasmas aún perviven en su memoria y en su corazón.
Este viaje retrospectivo lo lleva a su pueblo natal donde, entre otras cosas, querrá averiguar las razones que llevaron al rompimiento con su grupo de amigos de la adolescencia que tanto le afectó, colocándolo al borde del suicidio. Volver sobre sí mismo es una necesidad para recomponerse.
De qué hablo cuando hablo de correr es el libro más íntimo de Haruki Murakami, un libro donde el protagonista es él mismo y nos cuenta su vida como si de una de sus novelas se tratara. Con un tono decididamente filosófico pero maravillosamente divertido nos habla de su afición por las carreras y su pasión por la escritura, los dos crisoles principales donde ha vertido su espiritu y en los que ha encontrado la esencia de su vida.
Después de tantos éxitos editoriales, resulta interesante este libro que reúne anécdotas que nos acercan a un hombre que cuya historia de vida es a la vez inquietante e inspiradora.
Haruki Murakami es oriundo de Tokio pero su infancia trascurrió en Kobe. Sus padres se desempeñaban como profesores de literatura, lo que de alguna manera explica el origen de su pasión por la escritura. Asi mismo, gracias a esta situación familiar tuvo contacto con la cultura occidental desde muy pequeño a través de la literatura y la música, circunstancia que es perfectamente visible en sus novelas y que le confieren un sello particular que lo distingue de los otros escritores japoneses famosos.
Esta afición lo llevó a matricularse en la Universidad de Waseda en la carrera de Literatura y Teatro, actividad que desempeño de forma paralela primero con su trabajo en una tienda de música y luego con la administración de su propio negocio, un bar de jazz que mantuvo a su cargo desde 1974 hasta 1981. Tambien en la Universidad conoció a su esposa con quien decidió no tener hijos, puesto que el matrimonio profesa la idea que cada generación es peor que la anterior.
Tokio Blues fue su obra prima y de inmediato se ganó el favor de la crítica y sentó las bases de la legión de lectores que no para de crecer. Cuando vivía en Estados Unidos publicó A sur de la frontera al oeste del sol en el año 1992 y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo en 1995. Cuando ocurrió el lamentable terremoto en la ciudad en que creció, Kobe, regresó de inmediato a Japón en un gesto de solidaridad.
En el año 1999 publicó Sputnik, mi amor y poco después Kafka en la orilla en 2002, estas dos publicaciones consolidaron su nombre más allá de las fronteras de Japón. Para el año 2004 aparece After Dark y en el 2009 la trilogía que rompió todos los records de ventas en su país y se convirtió en un best-seller en varios países del mundo, 1Q84, la que para muchos es la mejor de todas sus obras. Los años de peregrinación de un chico sin color es otra de su obra de gran éxito publicada en el 2013.
Hasta ahora el Premio Nobel le ha sido injustamente esquivo al japonés, pero para muchos especialistas es cuestión de tiempo para que la Academia Sueca se reivindique. Mientras tanto ha sido galardonado en innumerable ocasiones con premios de gran importancia tales como El Premio Frank Kafka en el 2006, el Premio Jerusalén en 2007 y en España le fue otorgado la prestigiosa Orden de las Artes y las Letras en el amo 2011.
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