El bar del infierno de Alejandro Dolina , donde transcurre la historia es un lugar laberíntico, lleno de encrucijadas. Las personas que lo pueblan saben la triste verdad: no se puede salir de él, pues fuera no hay nada, no existe nada más que el Bar. En él hay un hombre al que llaman el Narrador de Historias, que vive obligado a contar una historia cada noche, en el momento en que el reloj da las doce de la noche. Normalmente nadie le hace caso, pero él anda siempre un libro, donde se rumorea existen miles de relatos. En ellos se narran historias de China, Japón, Florencia, Babilonia o el barrio de Flores, pero tergiversadas de una manera cruel, que sólo dejan lugar a la esperanza si se escuchan con atención, pues quizás la única salida del bar sea amar si reparos.
Qué libro tan asombroso. Las historias, ambientadas principalmente en Asia hace mucho tiempo o en cierto barrio de Buenos Aires, que tocan temas como el amor, el tiempo, la muerte y la inmortalidad, las orgías, las pociones de amor, el carnaval y las murgas, las metáforas, la guerra, la fortuna Diciendo … tan cautivador, hilarante y hermoso!
Booktrailer del libro Bar del infierno de Alejandro Dolina
Acerca del autor Alejandro Dolina
Dolina nació en Baigorrita, provincia de Buenos Aires, y pasó sus años de infancia en Caseros, un suburbio de clase media de la ciudad de Buenos Aires, con yugoslavo (en sus propias palabras -no se refirió a un grupo étnico particular en el país desaparecido) y Ascendencia italiana (él también ha recordado a sus audiencias que Dolina es una palabra preservada en muchos idiomas eslavos, que significa valle). Siguió la música y la escritura desde la infancia. A pesar de que se niega constantemente a hablar de su vida privada, a menudo recuerda anécdotas sobre el tiempo que pasó en su juventud en compañía de músicos y jugadores profesionales (confiesa haber trabajado por un tiempo como un hombre de dados en un casino ilegal, hasta que su conocido Manuel Evequoz lo «rescató», impidiéndole ir más lejos y ofreciéndole los primeros trabajos en el negocio publicitario).
A principios de los años 70, Dolina hizo incursiones en la redacción publicitaria y empezó a publicar artículos en la revista Satiricón, que se leía por risas, pero a menudo proporcionaba profundas reflexiones sobre la política, la sociedad y la vida en general. Su principal socio en esta aventura fue Carlos Trillo, quien también fue un hombre publicitario y más tarde se convertiría en un exitoso escritor de cómics.
En 1978, con Satiricón cerrado por la dictadura militar, Dolina comenzó a escribir en la revista Humor, que se esforzaba mucho más para evitar el cierre o un destino aún peor. Durante estos años, Dolina (él mismo un peronista moderado) escribió ensayos sobre honor, amor, amistad e inventó una mitología centrada en el vecino barrio gris de Flores, el escritor ficticio Manuel Mandeb (según él mismo, inspirado por Manuel Evequoz, el hombre que Le había ayudado en su juventud), usándolos como pretexto para tratar temas universales. Estas historias han sido publicadas en el libro «Crónicas del Ángel Gris» (Crónicas del Ángel Gris) en 1987, y más tarde se transformó en un musical.